BienVenidos

5 de abril de 2009

Primer capítulo de Adicción de Claudya Grey

En la medianoche, llegó la tormenta.Los nubarrones se deslizaron a través del cielo, tapando las estrellas. El acelerado viento me enfrió mientras un par de pelos de mi rojiza melena flotaban a través de mi frente y mis mejillas. Me puse la capucha de mi chubasquero negro y metí mi mochila mensajera debajo de el.A pesar de la tormenta que se avecinaba, los terrenos de Medianoche seguían sin estar completamente oscuros. Solo lo conseguiría la total oscuridad. Los profesores de la Academia Medianoche podían ver en la noche y escuchar a través del viento. Todos los vampiros podían.Claro, en Medianoche, los profesores no eran los únicos vampiros. Cuando empezase el curso dentro de un par de días, los estudiantes llegarían, la mayor parte de ellos igual de poderosos, ancianos e inmortales que los profesores.Yo no era ni poderos ni anciana, y seguía estando bastante a salvo. Pero era una vampira, en cierto modo- hija de dos vampiros, destinada a llegar a ser uno de ellos finalmente, y con mi propio apetito de sangre. Antes me deslicé delante de los profesores, confiando en mis propios poderes para ayudarme, al igual que la chiripa. Pero esta noche estaba pendiente de esta oscuridad. Quería que cubriese lo máximo posible.Supongo que estaba nerviosa por mi primer robo.La palabra “robo” hace que suene bastante ordinario, como si solo fuese a irrumpir en el establo de la señora Bethany y saquear el lugar buscando dinero o joyas o algo. Tenía razones más importantes.Las gotas de lluvia empezaron a golpetear mientras el cielo se oscurecía a lo lejos. Corrí a través de los terrenos echando un par de miradas hacia las torres de piedra mientras me iba. Mientras me deslicé a través del resbaladizo y mojado césped hasta el cobrizo tejado del establo de la señora Bethany. Sentí el enfermizo punto de vacilación.”¿En serio?””¿Vas a irrumpir en su casa?” “¿Irrumpir en la casa de alguien?”” Si incluso no te bajas música que no hayas pagado.” Era bastante surrealista, alcanzando el interior de mi mochila y sacando mi tarjeta de la biblioteca plastificada para otro uso que el de sacar libros. Pero estaba decidida. Lo haría. La señora Bethany dejaba la escuela tal vez tres noches al año, lo que significa que esta noche es mi oportunidad. Deslice la tarjeta entre la puerta y el marco y empecé a hacer palanca a la cerradura.Cinco minutos más tarde, seguía meneando la tarjeta de la biblioteca en vanoalrededor de ella, mis manos ahora frías, húmedas y patosas. En la tele, esta parte parecía muy sencilla. Probablemente, criminales reales lo conseguirían en unos escasos diez segundos. De cualquier forma, cada segundo que pasaba era más evidente que yo era lo contrario a un criminal. Rindiéndome al plan A, empecé a buscar otra opción. Primero las ventanas no parecían mucho más prometedoras que la puerta. Seguramente, podría haber roto el cristal y abrir cualquiera de ellas al instante, pero eso hubiese echado a perder la parte “que-no-te-pillen” de mi plan.Al doblar la esquina, vi bajo mi sorpresa que la señora Bethany se había dejado una ventana abierta- solo una rendija. Era todo lo que necesitaba.Mientras deslizaba la ventana arriba lentamente, vi una hilera de violetas Africanas en pequeños tiestos de arcilla, situados sobre el alféizar. La señora Bethany los dejó en el lugar para que pudieran tener aire fresco y quizá un poco de lluvia. Era raro pensar que la señora Bethany se ocupaba de algo vivo. Cuidadosamente aparté los tiestos a un lado de manera que tuviera espacio para subirme a través de la ventana.¿Entrando a través de una ventana abierta?”También” mucho más difícil que en la tele.Las ventanas de la señora Bethany estaban bastante arriba del suelo, lo que significaba que para empezar tenía que, en cierto modo, saltar. Jadeando, empecé a introducirme, era difícil no caer plano al suelo de dentro. Intenté bajar primero con un pie. Pero me caí de la ventana precipitadamente, y no podía volver a medio camino. Uno de mis zapatos embarrados pegó un fuerte golpe a la ventana, jadeé, pero el cristal no se rompió. Me controlé para bajarme completamente y me dejé caer sobre el suelo.“Ok,” murmuré mientras estaba sobre la alfombra trenzada de la señora Bethany, mis pies seguían estando arriba sobre mi cabeza, apoyados contra la repisa de la ventana y empapados de la lluvia. “Demasiado para la parte fácil.”La casa de la señora Bethany parecía igual que ella, sentía igual que ella, incluso olía igual que ella- a una fuerte y cortante lavanda. Me di cuenta de que estaba en su dormitorio, de alguna manera me hacía sentir aún más intrusa. Aunque sabía que la señora Bethany había viajado a Boston para verse con “posibles alumnos”. No pude evitar sentir que ella me podría pillar en cualquier segundo. Estaba horrificada de que me pillaran. Ya estaba acurrucada, recluyéndome dentro de mi misma.Y luego pensé en Lucas, el chico que había amado- y había perdido.Lucas no querría que yo estuviese atemorizada. El hubiese querido que fuese fuerte. Su recuerdo me dio valor, y me animó hasta que consiguiese mi trabajo.Lo primero es lo primero: me quité mis zapatos enfangados, para no dejar huellas por la casa. Además colgué mi chubasquero en el pomo de una puerta cercana para que no goteara agua por todos los lados. Luego me fui al baño y cogí algunos pañuelos de papel para limpiar el desastre que había hecho y para limpiar mis zapatos. Metí los pañuelos en el bolsillo de mi chubasquero, así podría tirarlos en otro lugar. Si alguien era suficientemente paranoico para rebuscar en su propia basura para encontrar evidencias de que había habido un intruso, esa era la señora Bethany.Era sorprendente que ella hubiese decidido vivir aquí, pensé. La academia Medianoche era magnífica, incluso grandiosa, todas las torres de piedra con sus gárgolas- muy de su estilo. Este lugar era apenas una casita. Por otra parte, aquí había privacidad. Podría creer que ella apreciaba ese detalle por encima de cualquier otro.Su escritorio de la esquina parecía el lugar para empezar. Me senté en el duro respaldo de la silla de madera, apartando a un lado un marco de plata con la silueta de un hombre del 1900, y empecé a hojear unos papeles que encontré por ahí.Querido señor Reed,Hemos revisado con gran interés la solicitud de su hijo Mitch. A pesar de que es obviamente un estudiante excepcional y un agradable joven, lamentamos informarle-Un estudiante humano que quería venir aquí- Uno que la señora Bethany había rechazado. ¿Por qué permitía que algunos humanos asistiesen en la Academia Medianoche y otros no? ¿Por qué permitía a “algún” humano entrar en una de las pocas fortalezas de vampiros que quedaban?Queridos señor y señora Nichols,Hemos revisado con gran interés la solicitud de su hija Clementine. Ella es obviamente una estudiante excepcional y una agradable joven, así que estamos complacidos de-¿Cuál era la diferencia entre Micth y Clementine? Por suerte, el sistema de archivo que utilizaba la señorita Bethany me llevó a sus solicitudes, pero estudiarlas no me dio ninguna respuesta. Ambos tenían una calificación media tan alta que ponía los pelos de punta y toneladas de actividades extracurriculares. Al revisar sus listas de logros me hizo sentirme como la persona más vaga del mundo. En sus fotos se les veía bastante normales- no eran guapísimos, no eran feos, ni estaban gordos, ni delgadísimos, simplemente normales. Los dos eran de Virginia- Match vivía en un apartamento edificado en Arlington, y Clementine en una vieja casa en el campo- pero sabía que los dos tenían que ser horrorosamente ricos para pensar en venir a esta escuela.Por lo que yo podría decir, la única diferencia entre Mitch y Clementine era que Mitch era el afortunado. Sus padres lo enviarían a un corriente internado de lujo en la Costa Este. Donde él se mezclaría con otros chicos mega-ricos y jugarían al lacrosse o navegar o cualquier cosa que hacían en esos lugares. Mientras que Clementine cada segundo rodeada de vampiros. Incluso aunque ella nunca lo supiera, ella tendría la horrible sensación de que algo de aquí iba espantosamente mal. Ella nunca se sentirá segura. Incluso yo nunca me he sentido bien en la Academia Medianoche, y me convertiría en vampiro- algún día.Las ventanas se iluminaron, y un par de segundos más tarde lo siguió un trueno. La tormenta pronto se haría más fuerte; era la hora de volver. Decepcionada retire las cartas y las coloqué donde estaban. Estaba tan segura de que esta noche conseguiría respuestas, pero en lugar de ello no he aprendido ni una cosa.Mentira, me dije a mi misma mientras miraba mi chubasquero y los tiestos. Has aprendido que a la señora Bethany le gustan las violetas Africanas. Esto va a ser REALMENTE útil.Enderecé las violetas del alféizar poniéndolas como estaban y me marche por la puerta de enfrente, la cual afortunadamente se cerraba automáticamente. Incluso esto la señora Bethany no lo dejaba a la suerte.El viento azotaba la lluvia hacia mis mejillas mientras corría hacia la Academia Medianoche. Unas pocas ventanas de los apartamentos de la facultad todavía resplandecían, pero no era lo suficientemente tarde para que a estuviera preocupada de que alguien me viera. Apoye mi hombro contra la pesada puerta de roble, y se abrió obedientemente sin hacer mucho más que un chirrido. Cerrándola detrás de mí, me figuré que estaba fuera de peligro.Hasta que me di cuenta de que no estaba sola.Me pitaron los oídos, miré en el interior de la oscuridad del Gran Vestíbulo. Era un inmenso espacio abierto, sin rincones ni columnas donde esconderse, así que debería ser capaz de ver que era. Pero no podía ver a nadie. Me estremecí; de repente me pareció que hacía más frío, tanto que me pareció que estaba en una húmeda cueva prohibida en lugar de estar entre las paredes de Medianoche.Las clases no empezarían hasta dentro de dos días más, así que los únicos que estábamos en la escuela éramos los profesores y yo. Pero cualquiera de los profesores me hubiese empezado a sermonear inmediatamente por haber estado fuera tan tarde en medio de una tormenta eléctrica. Ellos no me espiarían en la oscuridad.¿Lo harían?Vacilando di un paso al frente.”¿Quién anda ahí?” Susurré.Nadie respondió.Tal vez estaba imaginándome cosas. Ahora que lo pensaba, de momento no había oído nada. Simplemente lo había “sentido”, esa rara sensación que tienes cuando alguien te está observando.Había estando preocupándome sobre gente que me miraba toda la noche, así que tal vez la preocupación me había alcanzado.Después vi algo moverse. Me percaté que una chica estaba de pie a fuera del gran salón mirando a dentro. Ella estaba de pie, cubierta por un largo chal, en la otra parte de una de las ventanas, la única ventana clara en el vestíbulo en vez de una vidriera. Probablemente era de mi misma edad. Aunque estaba fuera, parecía completamente seca.“¿Quién eres?” Di un par de pasos más hacía ella. “¿Eres una alumna?””¿Qué estás-?”Se había ido. No había corrido, no se había escondido- ni incluso se había movido. Un segundo estaba allí el próximo ya no estaba.Parpadeando, miré detenidamente la ventana un par de segundos, como si ella reapareciera en el mismo lugar en cualquier momento por arte de magia. No lo hizo. Anduve hacia delante para intentar ver mejor, vi un ápice de movimiento, y salté, asustada- pero me di cuenta que era mi propio reflejo en el cristal.“Bien, esto ha sido estúpido. Has entrado en pánico al ver el reflejo de tu propia cara”.“Esa no era mi cara”Pero debía haberlo sido. Si algún estudiante nuevo hubiera llegado hoy, lo habría sabido. Medianoche estaba tan aislada, encima de unas colinas, que era imposible imaginar que un forastero vagara por ahí. Otra vez mi hiperactiva imaginación había obtenido lo mejor de mí; “Tenía” que ser mi reflejo. Incluso no se estaba tan frío aquí, una vez que pensé sobre ello.Una vez que dejé de temblar, me arrastré hacia arriba al pequeño apartamento de mis padres el cual había compartido todo el verano, en lo alto de la torre sur de Medianoche. Afortunadamente ellos estaban profundamente dormidos; podía oír los ronquidos de mamá mientras andaba de puntillas por el pasillo. Si papá podía dormir con ese ruido, también podría dormir durante un huracán.Aún estaba asustada por lo que había visto abajo, y el estar mojada no mejoraba mucho mi humor. Pero nada de esto me molestó tanto como el hecho de que había fallado. Mi tentativa de robo no había servido para nada.No era como si pudiese hacer algo por los estudiantes humanos en Medianoche. La señora Bethany no dejaría de admitirlos solo porque yo lo dijera. Además, tenía que admitir que ella había hecho de policía para asegurase de que ningún vampiro chupase ni un sorbo de sangre.Pero sabiendo que Lucas me puso al tanto de lo poco que había entendido sobre la existencia de vampiros, incluso pensando que yo había nacido dentro de este mundo. El me hizo ver todas las cosas de un modo diferente, me hizo hacer más preguntas y necesitar más respuestas. Incluso si nunca vuelvo a ver a Lucas, sabía que me había hecho un regalo haciéndome darme cuenta de la larga, y oscura realidad. Ya no daría nada de mi alrededor por sentado.Después de que me deshice de mi ropa mojada y de que me acurrucase bajo las mantas, cerré mis ojos y recordé mi cuadro favorito, “El beso” de Klimt. Intenté imaginar que los amantes de la pintura éramos Lucas y yo, que su cara estaba cerca de la mía y que podía sentir su aliento sobre mi mejilla. Lucas y yo no nos habíamos visto en casi seis meses.Eso fue cuando se vio obligado a escapar de Medianoche porque su verdadera identidad- cazador de vampiros de la Cruz Negra- fue revelada.Continuaba sin saber como sobrellevar que Lucas perteneciese a un grupo que se dedica a destruir a mi especie. Ni estaba segura de cómo se sentía Lucas por el hecho de que yo fuese un vampiro, algo de lo que no se dio cuenta hasta después de que nos enamorásemos. Ninguno de los dos escogió ser lo que éramos. Mirando hacía atrás, parecía inevitable que estuviésemos separados. Y ahora aún sigo creyendo, profundamente, que estamos destinados a estar juntos.Abrazando mi almohada a en mi pecho, me dije a mi misma, “Al menos no tendrás dentro de poco no tendrás mucho tiempo para echarle de menos. Pronto la escuela va a volver a empezar y tu estarás ocupada”.“Aguarda. ¿Te has rebajado a DESEAR que empiece la escuela?”“De algún modo, he descubierto todo un nuevo nivel de patetiquismo”.

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